Ganadores y perdedores de una elección que sorprendió a la dirigencia lavallina

Una nueva jornada electoral deja varias definiciones como evidencia de la adultez democrática de los lavallinos. La primera, la ciudadanía se ha convertido en una profesional de la especulación electoral, asiente superficialmente ante candidatos que creen convencerla con el relato de campaña, preserva en secreto su preferencia y lo manifiesta en las urnas. La segunda, la política local oficialista se enajena de la realidad abrumada por el poder, disimula o tergiversa su estadío de gestión a conveniencia y gravosamente se alimenta de la obsecuencia dirigencial para creerse imbatible y, tercero confronta y polemiza innecesariamente con quienes marcan errores o debilidades.

Este domingo, quedó demostrado que el aparato del estado municipal al servicio de una elección para ganar votos no pudo contra las justas razones por las que el pueblo elije. Los errores no forzados del gobierno local - durante los últimos dos años - calaron hondo en el electorado. La gente sopesa los aciertos y los errores de la gestión municipal, analiza el contexto provincial y nacional para finalmente decidir el voto.

La dirigencia peronista de Lavalle mastica la derrota y busca culpables del resultado negativo. Quiere ponerle nombre y apellido al peso de la derrota. Quizás fue todo producto de la unificación de la elección y, entonces, es el propio Edgardo González  quien no la vió venir y puso a su fuerza contra la pared. Aunque hay que sincerarse, CM-LLA tampoco se imaginó este escenario.

De hecho, para el oficialismo la piedra en el zapato era Provincias Unidas con Righi y Fiore encabezando las listas, ya que sobrevolaba la idea de que dividiría el voto peronista. Algo que en la práctica sucedió, Fiore obtuvo un poco más del 12% de los votos y no se quedó con la quinta banca por apenas 18 votos frente a Jesús Ceballos el tercero de la lista CM-LLA.

Con el resultado puesto, el diario del lunes debe titularse "González pierde la elección y la gobernabilidad legislativa", pero no se puede leer como una definición ininmutable. Durante los últimos dos años, el jefe comunal supo conseguir avales de los ediles de Cambia Mendoza para avanzar en proyectos de ordenanzas y apoyo a resoluciones ejecutivas. La relación cercana y personalmente amigable con Alfredo Cornejo y sus allegados  permitió estrechar vínculos legislativos al borde de ser casi un bloque oficialista, con matices.

Sin embargo, en esta elección cambió el escenario y la misión para los ediles de CM-LLA con vistas al 2027. Si el electorado decidió apoyar el cambio y equilibrar las votaciones ¿podrán los ediles dar la espalda a la misión delegada?. Pueden pero no deberían. La gente decidió darles un lugar protagónico para elevar la discusión legislativa, priorizar con consenso, oponerse a la discrecionalidad y escribir con ciencia cierta - mediante ordenanzas - un estado municipal gestionable con más proyección, transparencia, eficiencia y razonabilidad administrativa.

En Lavalle se respira un cambio de época, el votante habló y puso un límite al predominio histórico del peronismo. Un momento clave que Edgardo González debe leerlo con prudencia y responsabilidad política para que no se convierte en el principio del fin de una era. 

Del otro lado, Cambia Mendoza - LLA afronta un periodo de afianzamiento de relaciones. Recordemos que no fue una campaña fácil de llevar para las partes y ahora, el sorprendente resultado los obliga a convivir. Además, serán los hacedores de una agenda legislativa con mayoría simple para imponerle al gobierno de turno un horizonte distinto al actual. También, con los resultados obtenidos - de ellos dependerá la edificación y consolidación de un posible triunfo en 2027.